"Con todo el examen que hacemos hoy, para los hombres que ingresan a los seminarios, e incluso el examen continuo que hacemos mientras están en el seminario... realmente estamos formando sacerdotes que son saludables, que pueden vivir vidas castas de celibato, y también ayudamos a las personas para ver que pueden vivir virtuosamente, y que estamos llamados a vivir virtuosamente", dijo.
"La formación de hoy es muy diferente de lo que era hace 30, 40, 50 años. Hubo una cierta rigidez en aquellos años que nunca se fijó realmente en el verdadero llamado a la santidad... No hubo intimidad con Jesucristo, ni relación personal con Jesús, y cuando lees la vida de los santos, ves lo evidente esa relación personal estaba en sus vidas", añadió.
Mons. Aquila asegura que en las décadas de 1960 y 1970 "muchos dentro de la Iglesia tenían una comprensión muy superficial del poder y la autoridad de Cristo".
"Hubo una verdadera malformación de la persona humana y de los hombres que se convirtieron en sacerdotes. No escucharon claramente el llamado a la santidad y la intimidad con Cristo, y no confiaron en sus promesas", indicó.
Mons. Aquila añadió que además de garantizar la salud psicológica, fomentar la salud espiritual entre los sacerdotes es fundamental para erradicar el abuso sexual en la Iglesia.
"Estoy totalmente convencido de la enseñanza de Juan Pablo II sobre la teología del cuerpo, y realmente creo que eso ha ayudado a la Iglesia a comprender el verdadero significado de la dignidad del cuerpo humano y la comprensión de la sexualidad humana", dijo.
En una declaración del 23 de octubre, el Obispo de Colorado Springs, Mons. Michael Sheridan, escribió que "una víctima del horrible crimen de abuso sexual infantil es demasiado" y que "la Diócesis de Colorado Springs es dueña de las consecuencias de tener tres".
"La investigación encontró que el último de estos incidentes ocurrió alrededor de 1986. Con el Arzobispo Aquila y el Obispo Berg, me comprometo en nombre de esta Diócesis a aceptar e implementar completamente todas y cada una de las recomendaciones hechas por el informe", señaló.
El Obispo de Pueblo, Mons. Stephen Berg dijo: "Quiero asegurar a todos que desde principios de la década de 1990, una década antes de que se introdujera la Carta de Dallas para la Protección de Niños y Jóvenes, la Diócesis de Pueblo promovió la sanación e implementó procedimientos destinados a garantizar un ambiente seguro para nuestros hijos. Hemos ordenado una política de tolerancia cero, eliminando a cualquier sacerdote o ministro por cualquier acto de conducta sexual inapropiada con un menor. Inmediatamente denunciamos cualquier sospecha de abuso infantil a las fuerzas del orden y cooperamos plenamente con ellas".
Mons. Berg concluyó diciendo que "si queremos reformar verdaderamente la Iglesia, debemos comenzar de nuevo y siempre con nuestra misión única y primaria como católicos de proclamar a Jesucristo, la Palabra viva de Dios, como el Camino, la Verdad y la Vida".
"Para alcanzar a las víctimas inocentes que han sido gravemente dañadas, recemos por nuestro liderazgo de la Iglesia para que tome los siguientes pasos para terminar con todas las facetas de esta tragedia", agregó.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.