La jueza Amy Coney Barrett ha sido blanco de las críticas por su fe católica luego de que se informara que podría ser nominada por el presidente Donald Trump para integrar la Corte Suprema de los Estados Unidos en reemplazo de la difunta jueza Ruth Bader Ginsburg.
Algunas de las críticas giran en torno a un comentario que Barrett, jueza del Tribunal de Apelaciones del Séptimo Circuito de los Estados Unidos, hizo en 2006 como parte de su discurso de graduación de la Facultad de Derecho de la Universidad de Notre Dame.
En el discurso, la ex catedrática exhortó a los graduados a no hacer de su profesión de abogado un fin en sí mismo, sino más bien "un medio para un fin", para "construir el Reino de Dios".