La Diócesis de Santa Clara (Cuba), cuenta desde el 11 de agosto con dos nuevos sacerdotes, los conversos Neldo José Hernández Alonso y Maykel Águila Moya, quienes acogieron la fe católica en su adolescencia a pesar del proceso de descristianización iniciado por el régimen comunista en 1959.

Según informó el sitio de Facebook de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), la ceremonia fue presidida por el Obispo de Santa Clara, Mons. Marcelo González Amador, que agradeció a Dios por los nuevos sacerdotes y a las familias y comunidades cristianas por haberlos acompañado en su vocación.

Asimismo, el Prelado recordó a los nuevos presbíteros que el sacerdocio es un gran regalo que exige vocación y fidelidad a Cristo, al Obispo y a la comunidad que servirán. Mons. González indicó que su camino no estará exento de tentaciones, pero los animó a no tener miedo y confiar en el Señor.

Es difícil ser católico

Los nuevos sacerdotes, ambos de 33 años de edad, se criaron en familias que poco a poco fueron dejando de lado la práctica religiosa debido a la presión social y a lo riesgoso que implicaba ser católico en Cuba.

“He nacido en una familia de grandes valores humanos pero no fundamentados en los valores y en la fe cristiana que son realmente los más importantes. La práctica religiosa en mi familia desagraciadamente se ha dejado en el olvido por falta de práctica, por presión social o miedo”, relató el ahora P. Maykel Águila Moya.

En una nota publicada en el 2009 por el blog Creerencuba.org, el entonces seminarista relató que a diferencia de su hermano, él no fue bautizado de pequeño pues “manifestar ciertas creencias religiosas podría perjudicarnos en la sociedad”.

“Mi madre de pequeña visitaba la iglesia y recibió los sacramentos de iniciación cristiana, pero cuando las cosas fueron cambiando se fue quedando la fe solo en el recuerdo. Siempre yo me preguntaba de pequeño, porque en la escuela señalaban miraban diferente a los muchachos que iban a la iglesia; y sin embargo, estos para mi eran los mejores estudiantes y los más educados”.

Sin embargo, fue la muerte de su padre –cuando tenía 13 años-, lo que hizo que cuestionara “sobre la existencia humana y la vida después de la muerte”.

“Por invitación de unos amigos asistí a la Iglesia y (…) desde ese momento todo en mi vida cambió, fui conociendo quién es Jesús de Nazaret”, afirmó.

“He vivido mi juventud como un joven más, con ilusiones, esperanzas, he pasado trabajos, carencias como los demás cubanos, pero con la diferencia de que sé que tengo un Dios en quien confiar, y con Él no debo temer a nada ni a nadie, pues Él siempre está junto a mí”, expresó.

Una experiencia similar vivió Neldo Hernández. También en una nota publicada en el blog Creerencuba.org, el entonces seminarista recordó que cuando fue pequeño era llevado por su abuela a la iglesia Sancti Spíritus. Sin embargo, las “inconveniencias” que esto podía traer, hizo que fuera dejado en casa. “Me recuerdo sentado en el balcón llorando porque abuela má`’ se iba sin mí a cruzar la calle (ahí donde se ve a La Virgencita)”, relató.

Sin embargo, a los 14 años pidió ser bautizado y regresó a la Iglesia “como el hijo pródigo, vapuleado por la vida, maltrecho por elecciones propias y otras ajenas”.

Desde entonces, afirmó, “he descubierto que Dios se vale incluso de los muros que otros levantan para salir a nuestro encuentro. Que el caído y lejano encontrará brazos tendidos de un Padre y extendidos de un Hijo, lo mismo que experimenté yo”.