Durante la audiencia con los obispos norteamericanos de Minnesota, North Dakota y South Dakota que concluían su visita ad limina, el Papa Juan Pablo II señaló que el dolor y escándalo producidos recientemente por los casos de inconducta sexual son un llamado a la conversión y una mayor fidelidad por parte de todos los católicos.
El Santo Padre señaló que la serie de encuentros con los obispos norteamericanos concluye “justo durante la semana en que la Iglesia celebra el 150 aniversario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, patrona de la Iglesia en Estados Unidos”.
Juan Pablo II afirmó que a lo largo de estos ocho meses las visitas de los obispos estadounidenses habían sido “una fuente de consuelo” y una ocasión “para compartir el profundo dolor que vosotros y vuestro pueblo ha experimentado en los últimos años”. “Soy testigo –agregó- de vuestra determinación para afrontar con corrección y franqueza las decisivas cuestiones pastorales que han surgido a raíz de ello”.