Renunciaste para honrar tus raíces y eso te hace mujer, te hace adulta, te hace valiente. Renunciaste a participar en algo que te gustaba y que habías soñado, para poder ayudar y acompañar a tu familia, para honrar tus raíces; para poder estar ahí y el Señor, sin que vos lo esperaras ni lo pensaras, te estaba preparando el regalo de la JMJ en tu tierra.
Al Señor le gusta hacer con estos chistes, al Señor le gusta responder de esta manera a la generosidad, siempre gana en generosidad, así es el Señor, que le vamos a hacer, así nos quiere.
Como Stella Maris, muchos de ustedes también realizaron renuncias de todo tipo. Tantos de ustedes renunciaron, piensen ahora a qué renuncie yo para meterme de voluntario. Piensen un momento.
Ustedes, con lo que han pensado, han tenido que postergar sueños para cuidar su tierra, sus raíces. Eso siempre el Señor lo bendice, y no se deja ganar en generosidad. Cada vez que postergamos algo que nos gusta por el bien de los otros y especialmente por los más frágiles, o de nuestras raíces como son nuestros abuelos y nuestros ancianos, el Señor lo devuelve ciento por uno. Te gana en generosidad, porque nadie le puede ganar en generosidad, nadie le puede superar en amor. Amigos: den y se les dará, y experimentarán cómo el Señor «les volcará sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante» (Lc 6,38), como dice el Evangelio.