28 de noviembre de 2008 / 06:29 AM
El Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Cardenal Jean-Louis Tauran, explicó que actualmente, cuando en el mundo más que nunca se habla de las religiones, el diálogo entre ellas se convierte en una gracia y un riesgo, que debe ser asumido coherentemente por los cristianos, sin renunciar o encubrir su fe, en la búsqueda del bien común.
En su intervención, recogida por L'Osservatore Romano, durante la apertura del año académico de la Pontificia Facultad Teológica de Italia Meridional, en Nápoles, el Purpurado señaló que "en el diálogo interreligioso tomo un riesgo. Acepto, obviamente, no renunciar a mi fe, pero sí dejarme interpelar por las convicciones del otro. Acepto tomar en cuenta argumentos distintos a los míos o a los de mi comunidad. La idea es conocerse, considerar la religión del otro con benevolencia y dejarse enriquecer por los aspectos positivos que hay en su religión".
"Cada religión –prosigue– tiene su identidad, pero acepto considerar que Dios está también operando en todos, en el alma de quien lo busca con sinceridad".