Devoción debe llevar a la defensa de la fe, la vida y el matrimonio, dice Card. Cipriani

Durante la multitudinaria Misa que presidió este domingo con ocasión de la solemnidad del Señor de los Milagros, el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, señaló que la devoción que congrega al mayor número de fieles en el mundo debe llevar a la conversión.

“El mundo entero mira a esta ciudad cuando se congrega de manera maravillosa en esta procesión, la más multitudinaria del mundo entero. ¡Cómo no agradecer a Dios!, ¡Cómo no agradecer al Señor de los Milagros!”, dijo el Cardenal Cipriani en medio de los aplausos de miles de personas congregadas en los exteriores de la Iglesia de las Nazarenas, ubicada en el centro histórico de la capital peruana.

El Arzobispo de Lima exhortó a no acostumbrarse al milagro de la fe que es la procesión del Señor de los Milagros, pues “hace falta una tarea de profunda conversión para saber perdonar con Cristo, amar como Cristo, ayudar a los demás como Cristo, entregarse como Cristo y solamente es posible si vivimos con Cristo”.

El Primado peruano recordó que este mismo domingo en la ciudad de Roma se llevó a cabo la beatificación de 498 mártires españoles que murieron defendiendo la fe cristiana. “Hermanos –preguntó el Purpurado–, ¿Estamos dispuestos a dar la vida por amor al Señor de los Milagros? ¿Estamos dispuestos a dar la vida por defender nuestro matrimonio? ¿Estamos dispuestos a entregar la vida por la defensa de la vida?”.

“No hay que esperar situaciones muy especiales. Hay que saber vivir cada día con ese heroísmo de vivir bien lo cotidiano”, añadió.

El Arzobispo de Lima pidió a jóvenes, padres de familia y ancianos “dar buen ejemplo en el hogar, en el trabajo, en la responsabilidad pública de cada uno, en el deporte, en la cultura, en el estudio y ahí dar testimonio del arte de vivir bien”.

Al referirse a la importancia del Domingo como día del Señor, el Cardenal Cipriani  expresó que “ahí tenemos parte central del arte de vivir bien, que tiene como centro la celebración y la participación de la Misa dominical. ¡Ahí está el norte que nos guía! ¡Ahí está el acompañar a Jesús en la cruz y en la Eucaristía!”.