La Academia Pontificia de las Ciencias celebró ayer en el Vaticano una reunión sobre la guerra en Siria, en la que se hizo un llamado al cese inmediato de la violencia, el comienzo de la reconstrucción y el inicio del diálogo entre las distintas comunidades.

La reunión, que tuvo lugar una semana antes de la conferencia de paz de Ginebra, fue abierta por el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, Cardenal Jean -Louis Tauran.

En un comunicado publicado esta mañana se manifiesta la esperanza de que la conferencia de paz, llamada Ginebra-2, permita "al pueblo de Siria, la región y el mundo concebir un nuevo inicio y poner fin a la violencia que ha costado más de 130.000 vidas, dejando en ruinas y en el caos un hermoso país".

Según los expertos internacionales que han participado en esta jornada de trabajo, el primer paso es un alto el fuego y el fin de la violencia: "todos los combatientes deben deponer las armas, las potencias extranjeras deben tomar medidas para detener el flujo de armamentos y su financiación".

"La Santa Sede –dice el comunicado- apoya todas las religiones y todas las comunidades de Siria, con la esperanza de un nuevo entendimiento y la recuperación de la confianza después de años de violencia entre comunidades". Para ello, el diálogo debe centrarse en las "necesidades urgentes de reconstrucción espiritual y comunitaria".

Los participantes de la conferencia expresaron también su preocupación por la situación de millones de refugiados sirios que "sufren privaciones extremas potencialmente mortales en términos de alimentos, saneamiento, electricidad, telecomunicaciones, transporte, y otras necesidades humanas básicas".