En sus palabras esta noche a los cientos de miles de peregrinos que participan de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, el Papa Benedicto XVI los alentó a edificar su vida en la roca firme que es Cristo y a plantearse seriamente la meta de la santidad.
En medio de un gran ambiente de fiesta, que superó largamente la incomodidad por el calor agobiante que obligó a rociar abundantes chorros de agua a los jóvenes, el Santo Padre dijo que las palabras de Cristo no pueden caer en saco roto sino que deben "llegar al corazón, arraigar en él y fraguar toda la vida".
"Sin esto, se quedan vacías y se vuelven efímeras. No nos acercan a Él. Y, de este modo, Cristo sigue siendo lejano, como una voz entre otras muchas que nos rodean y a las que estamos tan acostumbrados".