Un grupo de vándalos destrozaron una imagen de San Antonio de Padua en la parroquia San Miguel en Valladolid, lo que significó "un atentado en toda regla contra la libertad religiosa", como indicó el P. Javier Gómez, párroco del templo.
El acto delincuencial ocurrido hace unos días es el último de una larga lista de agravios que comenzó en la víspera del Corpus Christi, cuando cada día se encontraba el cristal "que cubre la imagen en plena vía pública lleno de escupitajos y de pintadas satánicas con crucifijos invertidos y otros símbolos similares", señaló el presbítero.
Tras días sin agresiones todo parecía haber vuelto a la normalidad, hasta que un día casi a media noche el grupo de facinerosos "acudió a rematar la afrenta ‘armados' de adoquines" con los que "reventaron a pedradas el cristal de seguridad de la hornacina" donde se encontraba la imagen "muy querida y venerada por los vecinos", para luego lanzarla al suelo "y, no conformes con eso, pisotearla hasta reducirla literalmente a escombros", agregó.