El Secretario del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, Mons. Mario Toso, denunció que a pesar de los llamados constantes a la tolerancia, la discriminación contra los cristianos ha aumentado en varias partes de los países de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

El 21 de mayo, durante la conferencia de alto nivel sobre tolerancia y no discriminación promovida por la OSCE en Albania, Mons. Toso recordó que en el último evento realizado hace tres años en Astana los estados participantes se comprometieron "a combatir los prejuicios, la discriminación, la intolerancia y la violencia contra los cristianos y miembros de otras religiones, incluidas las minoritarias, que siguen presentes en la OSCE".

"Lamentablemente, en varias partes de los estados de la OSCE, los episodios de la intolerancia y la discriminación contra los cristianos no sólo no han disminuido sino que han aumentado a pesar de numerosas reuniones y conferencias sobre el tema", denunció.

Mons. Toso señaló que en toda el área de la OSCE se ha "trazado una línea divisoria neta entre la creencia y la práctica religiosa, de modo que, a menudo, a los cristianos se les recuerda, en el debate público (e incluso con mayor frecuencia en los tribunales), que pueden creer todo lo que quieran en sus casas y en sus cabezas, y que pueden rendir culto a su antojo en sus iglesias particulares, pero que simplemente no pueden actuar sobre la base de esas creencias en público".

Esto, advirtió, "es una distorsión deliberada y una limitación del verdadero significado de la libertad de religión, y no corresponde a la libertad prevista en los documentos internacionales, comprendidos los de la OSCE, a partir del Acta Final de Helsinki de 1975, el Documento Final de Viena en 1989 y en el Documento de Copenhague de 1990, hasta la Declaración Conmemorativa de 2010 en la cumbre de Astana".

La autoridad vaticana dijo que los miembros de la OSCE deben poner fin a la intolerancia y la discriminación contra los cristianos para que puedan "hablar libremente sobre cuestiones que el gobierno u otros podrían considerar desagradables, y actuar según su conciencia en el lugar de trabajo y en otros lugares".

"La discriminación contra los cristianos - incluso en los casos en que constituyan una mayoría - debe ser considerada una grave amenaza para la sociedad, y debe combatirse al igual que con razón se hace con el antisemitismo y la islamofobia", expresó.