A su llegada a la Nunciatura Apostólica en Bogotá, en su primer día en Colombia, el Papa Francisco fue recibido por cantos y bailes realizados por niños y jóvenes que abandonaron las calles y los vicios, y que son atendidos por el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON). Entre los miembros de la institución que participaron en la ceremonia de recepción al Papa se encontraba José Bonilla, un joven que dejó las drogas y la delincuencia hace más de década y media.
El IDIPRON surgió como una iniciativa del fallecido sacerdote salesiano Javier de Nicolò, nacido en Italia en 1928 y radicado en Colombia desde 1949. El instituto, hoy bajo la dirección del P. Wilfredo Grajales, y con el apoyo del Ayuntamiento de Bogotá, atiende y educa a niños y jóvenes en situación vulnerable.
José, que usa el nombre artístico de "338 Bonilla", se describe como "cantante de rap gracias a Cristo, a Dios, al Papa Francisco y a nuestro creador, Javier de Nicolò".