Marie Hilliard, directora de bioética y política pública del Centro Nacional de Católico de Bioética señaló que el debate surgido en Estados Unidos tras la negativa de un hospital en el estado de Texas a retirar el soporte vital a una mujer embarazada con muerte cerebral deben recordar tanto el imperativo de no brindar cuidados excesivos así como la condición de persona del niño por nacer.

Marlise Muñoz es una mujer de 33 años, que a pesar de ser diagnosticada con muerte cerebral desde el 26 de noviembre de 2013 es mantenida con soporte vital hasta que el bebé que lleva en su vientre pueda nacer, tal como exige la legislación local, a pesar de la oposición de su esposo y de sus padres.

En declaraciones a ACI Prensa, Marie Hilliard subrayó que "queremos darle una identidad a ese ser humano, que no es solo un feto sino un nieto".
"Esto podría ser todo lo que le queda a la familia de la persona que ha sido declarada con muerte cerebral".

El tratamiento ético del niño no nacido requiere se mantenga la vida de la madre, siempre que este tratamiento médico no sea "desproporcionado", "inútil" o cause daño al bebé, indicó la experta en bioética, reconociendo que la familia de la mujer embarazada está sufriendo "el gran dolor que acompaña la muerte de un ser amado".

A pesar de que el esposo de Marlise, Erick, sostiene que ella no hubiera querido vivir así, Marie Hilliard señaló que "sus deseos son sobre su propio cuerpo. Ahora tenemos otro ser humano involucrado".

Hilliard indicó que la ética católica reconoce la muerte cerebral total como muerte, pero precisó que es incierto si Muñoz tiene una muerte cerebral total, dado el silencio del hospital sobre el tema.

En el caso de que Muñoz tenga de hecho una muerte cerebral, indicó la experta, "estamos ahora tratando con un ser humano que está vivo, y ese es el niño no nacido".

La experta explicó que el tratamiento ético "siempre es específico al caso". En esta ocasión, las decisiones de tratamiento deben considerar si mantener vivo el cuerpo de la madre como una forma de soporte vital es un cuidado proporcionado y ordinario, lo que es moralmente requerido, o si es un cuidado "extraordinario" o "inútil".

Este juicio moral debe incluir tanto si el impacto de brindar tratamiento será excesivo sobre la familia o sobre la comunidad como un todo. También deben pesar las "serias pñreocupaciones sobre la capacidad del bebé para vivir".

La salud del niño en el vientre podría haberse visto comprometida por la privación de oxígeno.

Sin embargo, si el cuidado puede ser provisto "proporcionalmente" y sin una "carga excesiva" hacia el niño no nacido, la familia y la comunidad, entonces es moralmente requerido.

Hilliard advirtió además contra el uso excesivo de la palabra "feto" para describir al niño no nacido. Aunque esta es una descripción "técnicamente exacta", en la práctica "niega la humanidad del niño por nacer".

La experta defendió además la ley que exige el tratamiento de soporte vital para mujeres embarazadas, indicando que esta norma "protege la identidad y los derechos del niño por nacer".

Los argumentos de que la ley niega la auto-determinación a las mujeres ignoran que "ya hay dos seres humanos presentes".

Hilliard añadió que la comunidad debe ayudar a la familia de Muñoz a lidiar con su dolor, y con la conciencia del niño por nacer.