Diversos críticos han señalado recientemente que aunque el Cardenal Walter Kasper y un grupo de los obispos de Alemania han liderado la ofensiva para permitir que las personas en situaciones maritales "irregulares" (divorciados en nueva unión) reciban la Comunión, los prelados también han optado por negar los sacramentos, también la Confesión, a aquellos que decidieron dejar de pagar el 'impuesto eclesiástico' en el país.
Esta posición ha sido señalada por sus críticos como hipócrita.
En ambos casos, la posición alemana está en las antípodas de la enseñanza católica: admitir a la Comunión a aquellos a los que formalmente no está permitido, y prohibirla a aquellos a los que el Vaticano dice que pueden recibir válidamente los sacramentos.