Al finalizar la Eucaristía celebrada ayer por la tarde en la Basílica de San Pedro en ocasión de la Jornada Mundial del Enfermo, el Papa Benedicto XVI destacó que "Para nosotros los cristianos, la respuesta al enigma del dolor y la muerte se encuentra en Cristo".
Al concluir la Misa, en el día de la Virgen de Lourdes, presidida por el Cardenal Javier Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, el Papa resaltó que "esta jornada nos invita a hacer sentir con mayor intensidad a los enfermos la cercanía espiritual de la Iglesia", que es "la familia de Dios en el mundo y en su interior nadie debe sufrir por la carencia de lo necesario. Al mismo tiempo, hoy se nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la experiencia de la enfermedad, del dolor y, más en general, sobre el sentido de la vida que debe realizarse plenamente aún cuando se sufre".
Al recordar que este año la Jornada Mundial del Enfermo está dedicada a los niños, Benedicto XVI cuestionó: "si ya nos quedamos sin palabras ante un adulto que sufre ¿qué decir cuando el mal se ceba en un pequeño inocente? ¿Cómo percibir también en las situaciones tan difíciles el amor misericordioso de Dios, que nunca abandona a sus hijos en la prueba?".