En la Misa que presidió este viernes 23 de septiembre por la fiesta de San Pío de Pietrelcina en la localidad de San Giovanni Rotondo, lugar al que el santo llegó hace 100 años, el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y Arzobispo de Génova, Cardenal Angelo Bagnasco, afirmó que el querido fraile de los estigmas logró "entrar en la comprensión de las cosas de Dios, de su corazón" y fue "un reflejo de la misericordia" del Señor.
Los estigmas que recibió, dijo el Cardenal, fueron "el signo de un destino, siendo elegido por Cristo para revivir su pasión el Padre Pío se convirtió en un espectáculo para el mundo. El Padre Pío, simple de corazón, entra en la compresión de las cosas de Dios, de su corazón. Entra en un mundo distinto, el del espíritu".
En ese sentido preguntó: "¿En qué clase de mundo vivimos? ¿Cómo razonamos? ¿Con qué criterios actuamos, con qué sentimientos amamos? ¿De qué mundo somos ciudadanos?". El Purpurado señaló que "estamos en los confines entre el cielo y la tierra. ¡Cómo es de grande y dramática nuestra situación en el límite! Aquella sutil insatisfacción que nos acompaña es un recordatorio de Dios y del su celo de amor".