Con respecto a la crisis política, el intento de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de convocar a nuevas elecciones se ha alejado más, luego que ayer 10 de enero se cumpliera el cuarto año de gobierno de Maduro y, por tanto, el plazo para revocar al gobierno y convocar a nuevas elecciones.
Ahora, de acuerdo a la Constitución, en el caso de que Maduro perdiera en un supuesto referéndum revocatorio, solo sería reemplazado por el recién nombrado vicepresidente Tareck el Aissami, quien completaría el periodo hasta 2019.
El Aissami, de origen sirio y exministro del Interior de Hugo Chávez, es considerado un "chavista radical" y, según informó en mayo de 2015 The World Street Journal, es sospechoso de recibir "sobornos para facilitar envíos de drogas".
Además, la decisión de la Asamblea Nacional –dominada por la oposición– de declarar "el abandono del cargo" por parte de Maduro con el fin de convocar a nuevas elecciones, tampoco prosperaría porque recibiría el veto del Tribunal Supremo de Justicia, controlado por el gobierno y que el 9 de enero señaló que el parlamento "no tiene facultad para destituir al presidente".