En un decreto emitido a principios de este mes, el Cardenal Giuseppe Bertello, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, indicó que los empleados que se nieguen a recibir la vacuna contra el COVID-19 cuando se considere necesario para su trabajo podrían enfrentar sanciones que podrían llegar hasta el despido.
El decreto del 8 de febrero, firmado por el Cardenal Bertello y el Obispo Fernando Vérgez Alzaga, secretario general de la Gobernación, establece para los empleados del Vaticano, ciudadanos y funcionarios de la Curia romana las regulaciones para controlar la propagación del coronavirus en territorio vaticano, como el uso de mascarillas o cubrebocas así como la distancia social. El incumplimiento de las disposiciones podría sancionarse con multas.
"La emergencia sanitaria debe abordarse para garantizar la salud y el bienestar de la comunidad trabajadora respetando la dignidad, los derechos y las libertades fundamentales de cada uno de sus integrantes", señala el artículo 1 del documento.