En ese momento, señaló, "solo pensé en el amor de Dios a sus sacerdotes y a la comunidad de esta Arquidiócesis. Y pensé: la Pascua, qué bonita oportunidad, el paso de Cristo de la muerte a la vida, de la derrota a la victoria definitiva. El paso del cristiano de la muerte del pecado a la vida de Dios".
El P. Bragado Rodríguez lamentó que "el pueblo siente morirse y siente desaliento al enfrentarse a la pandemia del coronavirus que ha llegado a esta gran ciudad. ¿Qué hacer? Hacer que Cristo, vivo en la Eucaristía y máxima manifestación del amor de Dios a la humanidad, pase y se acerque a todos sus habitantes y que les asegure que está con nosotros, que no nos abandona, que está, sí, en el sacramento que pasa por esta gran ciudad".
Además, destacó, Cristo "prolonga su presencia amorosa en los sacerdotes, en los médicos, en los enfermeros y enfermeras, en nuestros gobernantes, en los que por esta circunstancia pierden su trabajo, en los pobres, en nuestros enfermos".
Y Jesús Sacramentado, dijo, quiere "que todos nosotros volvamos nuestra mirada a Él, porque sabemos que Él todo lo puede, sabemos que Él nos ama de verdad, pero quiere que también nosotros nos amemos unos a otros y que todos, si queremos que el paso del Señor sea una bendición para todos los habitantes de esta ciudad, también nosotros ayudando seamos una bendición para todos nuestros hermanos que sufren esta enfermedad o que han pasado a la muerte o se ven en peligro de sufrirla".