Debido al colapso de un cementerio público en Sucre (Bolivia) el Arzobispo del lugar, Mons. Ricardo Centellas, pidió "extremar los esfuerzos" y responder con prontitud al dolor de los familiares que esperan despedir a sus deudos.
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Las disposiciones sanitarias de Bolivia recomiendan que las personas fallecidas por COVID-19 sean cremadas. "Sin embargo, cuando en el municipio no se cuente con un horno crematorio, o cuando los familiares así lo dispongan, el cuerpo (al interior de la bolsa de traslado y del féretro cerrado) podrá ser inhumado en un nicho o enterrado".