Sandra Grossi de Almeida, una mujer de 37 años, llegó a pensar que nunca daría a luz un hijo. Una malformación congénita conocida como útero bicorde, por la cual este órgano está dividido en dos partes, le había causado tres abortos espontáneos: sus bebés morían en el vientre al no poder crecer por falta de espacio.
Sandra protagonizó el milagro necesario para la canonización de Frei Galvao. Gracias a la intercesión del beato, dio a luz a Enzo, un niño saludable que nació en la semana 32 de gestación, algo imposible para la ciencia en casos como el suyo. La mujer cuenta las horas para asistir a la canonización del fraile, junto a su querido hijo, hoy un robusto niño de 12 años.