Santa Teresa de Lisieux tenía una gran amiga cuya vida espiritual también puede considerarse como un modelo a seguir. Se trata de la Beata Elisabeth de la Trinidad, una monja carmelita que pronto será canonizada.
Elisabeth de la Trinidad nació en Francia en 1880 y murió en 1906 a causa de la enfermedad Addison, cinco años después de haber entrado al Carmelo de Dijon, ubicado al este del país. Fue declarada beata por San Juan Pablo II en 1984.
Ella tenía una profunda relación personal con Jesús. Oraba en todo momento y sin importar la tarea que hiciera porque creía que la oración era la mejor forma de alcanzar a Cristo. Solía decir: "Yo lo encuentro a Él en todas partes, mientras lavo así como mientras oro".