Con una Eucaristía presidida por el Presidente el Pontificio Consejo para la Familia, Cardenal Alfonso López Trujillo, concluyó ayer en Lima el II Congreso Internacional Pro-vida. Antes de la ceremonia, representantes de 21 países suscribieron la Declaración de Lima, en la que exhortaron a los diferentes gobiernos a contemplar una agenda social de desarrollo que incluya el respeto irrestricto a la vida humana y la familia.
En el documento divulgado por los organizadores del evento, los firmantes recordaron que “el derecho a la vida es el primer derecho humano que debe ser respetado y protegido desde el momento de la fecundación hasta la muerte natural, tal como lo reconoce la Convención Americana sobre Derechos Humanos”.
“Si el derecho a la vida es respetado, todos los demás derechos de carácter social, económico y político serán respetados. La primera responsabilidad de los gobernantes es defender incondicionalmente la vida de cada ser humano y reconocer que la familia basada en el matrimonio de varón y mujer, es el espacio natural para que se nazca y se eduque todo ser humano”, agrega el documento.