"Lo que estamos pidiendo y repetimos esta solicitud, es que nuestros gobernantes y la comunidad internacional presionen para traer paz a Irak y que se forme un gobierno responsable", expresó el Arzobispo de Mosul, Mons. Georges Casmoussa, luego de la masacre perpetrada por fundamentalistas musulmanes contra la catedral católica de Bagdad.
En declaraciones a Radio Vaticana, Mons. Casmoussa señaló que "el ultimátum de estos terroristas no es nuestro problema, le corresponde a otras personas solucionarlo. Nuestro problema es la inseguridad en nuestro país. No estamos contra nadie. Si ellos quieren un gobierno islámico, si ellos quieren poder, entonces deberían tratar de obtenerlo instalando confianza en la población, no miedo".
El Obispo Auxiliar de Bagdad de los Caldeos, Mons. Shlemon Warduni, lamentó por su parte que "este ataque tendrá una influencia muy negativa en aquellos que habían elegido quedarse en Bagdad hasta ahora", sin embargo instó a la confianza en Dios, a pesar del dolor causado, pues "Él protegerá a su Iglesia".