En el encuentro realizado ayer en el Arzobispado de Praga con los miembros del Consejo Ecuménico de la República Checa, el Papa Benedicto XVI alentó a los cristianos a compartir el tesoro de la salvación con todo el mundo, ya que el "cristianismo tiene mucho que ofrecer en el ámbito práctico y moral".
"Es difícil creer que han pasado solo dos décadas desde que la caída de los regímenes precedentes dio lugar a una transición difícil pero productiva hacia estructuras políticas más participativas", dijo el Santo Padre. "En este periodo los cristianos se han unido a otras personas de buena voluntad para contribuir a reconstruir un orden político justo y siguen comprometidos en el diálogo para abrir nuevos caminos hacia la comprensión y la colaboración reciproca de cara a la paz y el progreso del bien común", continuó.
Sin embargo, observó, "brotan bajo nuevas formas intentos de marginar el influjo del cristianismo en la vida pública, a veces con el pretexto de que sus enseñanzas son perjudiciales para el bienestar de la sociedad. La separación artificial del Evangelio de la vida intelectual y pública debería llevarnos a comprometernos en una recíproca 'autocrítica de la edad moderna' y 'autocrítica del cristianismo moderno', sobre todo respecto a la esperanza que pueden ofrecer a la humanidad en un periodo caracterizado por la proliferación de diversas visiones del mundo".