En la Audiencia General de hoy, el Papa Benedicto XVI habló sobre Santa Teresa de Lisieux o Santa Teresa del Niño Jesús, quien con su vida mostró que para alcanzar la plenitud del Amor, a Dios, es necesario hacerse pequeño con humildad, buscando al Señor en las Escrituras y en la Eucaristía, para donar la vida por los demás.
En la audiencia de hoy celebrada en la Plaza de San Pedro ante unas 10 000 personas, el Papa recordó a esta que "vivió en este mundo tan sólo 24 años al final del siglo XIX, llevando una vida muy sencilla y oculta, pero que, después de la muerte y la publicación de sus escritos, se convirtió en una de las santas más conocidas y amadas".
"Teresita, nunca ha dejado de ayudar a las almas más sencillas, a los pequeños, a los pobres y los que sufren cuando la imploran, sino que también ilumina a toda la Iglesia con su profunda doctrina espiritual hasta el punto que Juan Pablo II, en 1997 le otorgó el título de Doctora de la Iglesia y la definió una experta en la ‘scientia amoris’".