5 de julio de 2009 / 05:53 AM
Miles de fieles y peregrinos se dieron cita este mediodía en la Plaza de San Pedro, en medio del intenso calor, para rezar el Ángelus Dominical con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración mariana recordó que la sangre derramada por Cristo es la manifestación del amor fiel que Dios tiene por todos los hombres, y que como hace Él, al mal ha de responderse con amor infinito para vencerlo.
El Santo Padre recordó que en el pasado “el primer domingo de julio se caracterizaba por la devoción a la Preciosísima Sangre de Cristo” y que “el tema de la sangre, vinculado al Cordero pascual, es de primaria importancia en la Sagrada Escritura”.
“Desde la flagelación, hasta el ser atravesado en el costado tras la muerte en la cruz, Cristo ha derramado toda su sangre, cual verdadero Cordero inmolado para la redención universal”, agregó el Pontífice.