El Santo Padre destacó que en esta "unidad entre inteligencia y fe" en los Magos, también se ve en el hecho que, advertidos por un sueño, no volvieron a ver a Herodes en Jerusalén, "como hubiera sido natural anunciando y dando resonancia a su descubrimiento, sino que regresaron a sus países por otro camino".
"Los Magos que han elegido como su soberano al Niño-Dios lo custodian escondiéndolo, siguiendo el estilo de María, o mejor, de Dios mismo, y así como habían aparecido, desaparecen en el silencio, apagados, cambiados por el encuentro con la Verdad. Habían descubierto un nuevo rostro de Dios, una nueva realeza: ‘la del amor’", concluyó el Papa.
En su habitual saludo a los fieles de lengua española, el Papa afirmó que "la Iglesia celebra hoy la solemnidad de la Epifanía del Señor, la manifestación del Mesías a todos los pueblos. San Mateo nos narra en su evangelio como unos personajes, venidos de Oriente, son guiados por una estrella hasta Belén y, adorando al Niño Jesús, le reconocen como el único Salvador del Mundo. Queridos hermanos, os invito a imitar la obediencia de estos Magos que, gracias a su docilidad a la acción providente de Dios, pudieron recibir la luz sin ocaso: Cristo, el Señor. Feliz fiesta de la Epifanía. Muchas gracias".
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