El portavoz de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang, confirmó que su gobierno negó el permiso de viaje a los cuatro prelados invitados por el Papa Benedicto XVI a participar en el próximo Sínodo de Obispos y planteó las tres “condiciones” de China para normalizar sus relaciones con la Santa Sede.
“Se tienen que cumplir tres premisas: el Vaticano ha de romper sus lazos diplomáticos con Taiwán, reconocer a China como estado con legítima soberanía y no interferir en los asuntos internos del país”, señaló Gang.
El Santo Padre invitó a tres obispos que pertenecen a la Asociación Patriótica Católica –controlada por el gobierno– y uno a la Iglesia clandestina –fiel al Vaticano–. Los nombres se publicaron la semana pasada como parte de la relación de invitados de todo el mundo.