El Obispo de Siedlce, Mons. Kazimierz Gurda, celebró el 12 de diciembre una Misa fúnebre por 640 niños que fallecieron antes de nacer en hospitales del país y además, dio sepultura digna a sus ataúdes en el cementerio local.
La Eucaristía se realizó en la Iglesia de la Santísima Trinidad en Gończyce, a unos 80 kilómetros al sureste de Varsovia, la capital de Polonia. En su homilía, el Prelado recordó que "estos niños tienen derecho a un entierro digno, pues ellos son personas desde el momento de la concepción"
Mons. Gurda subrayó que "el derecho a la vida es un derecho que no se le puede quitar a nadie, y esto incluye, sobre todo, a un niño indefenso en el vientre materno".