Celebran Misa en San Pedro por cientos de inmigrantes muertos en naufragio

El Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Cardenal Leonardo Sandri, celebró el 9 de octubre una Misa de sufragio desde San Pedro por los cientos de africanos que murieron en el reciente naufragio de una embarcación en el Mediterráneo .

La ceremonia se celebró desde el altar del Sepulcro, en las grutas Vaticanas y fue seguida por unos 20 obispos, muchos de los cuales provenían de Eritrea y Etiopía, en representación de las muchas víctimas de los naufragios, en los que murieron también muchos cristianos.

Durante la ceremonia se pidió de manera especial por las víctimas del reciente naufragio acaecido el 3 de octubre, cerca de las costas de Lampedusa, la isla italiana más cercana al continente africano, donde más de 300 personas se ahogaron y otras 152 fueron rescatadas con vida.

En su homilía, el Cardenal Sandri animó a todos a confiar en la oración y aseguró que el Señor escucha a todos sus hijos como un Padre donándoles "el silencio de su Cristo en el sacrificio de la Cruz".

"En el humilde signo del pan y del vino el Señor Jesús se nos entrega siempre y nos da la fuerza para vencer la indiferencia: unamos nuestros esfuerzos comenzando desde la verdad profunda de esta oración para ser decididos en la ayuda y estar preparados cuando sea posible, para evitar estas tragedias y la noche no caiga tan a menudo en los inocentes e indefensos", dijo

"Cuando oramos, Cristo se acerca para confortarnos en cada sufrimiento, y cada forma de explotación y violencia. Queremos estar cerca, especialmente a aquellas poblaciones que ven desangrarse fatalmente las mejores energías juveniles y con ellas su futuro. Los santos apóstoles y los mártires, y la Reina de la Paz, se pone junto a Su Hijo como madre al lado de cada Cruz, sosteniendo nuestra oración", dijo.

El Cardenal argentino invitó a escuchar el silencio de la Cruz "tan reconfortante, profundamente humano y a la vez divino", y señaló que este silencio "convence para la eternidad porque es prueba absoluta de su fidelidad. Su voluntad de descender a las vísceras más recónditas de la precariedad humana es en efecto irrevocable, para darnos así el amor más fuerte que la muerte, el amor de nuestro Dios, quien es Padre en Cristo Jesús".

"Las Sagradas Escrituras interpretan la tremenda pérdida casi preguntando las mismas palabras de Jonás: '... es mejor para mí morir que vivir'. Y solo puedo pensar aquí en las mismas palabras que dijo un náufrago superviviente de Eritrea. Pero a aquellos que están 'indignados hasta el punto de la invocar la muerte' pidan al Evangelio la oración del Señor: 'Padre nuestro que estás en los cielos...'. ¡Somos sus hijos! Lo somos realmente para el Espíritu, quien nos hace exclamar 'Abba, Padre'", agregó.

Por último, el Cardenal Sandri terminó su homilía señalando que "muchos de los que murieron fueron portadores de esa juvenil esperanza, que la tragedia quiso inexorablemente que descansara. Pero el Espíritu de Cristo ahora dilata el sufragio y eso incluye a todos los hijos de Dios con su amor eterno, reavivando la certeza que 'nada, ni siquiera la muerte, podrá raptarlos de su mano'".

"Que el Espíritu alcance con el consuelo de Cristo a cada familia que llora desesperadamente a los suyos", concluyó.

Por su parte, el pasado domingo y con ocasión del rezo del Ángelus, el Papa Francisco invitó a rezar por estos hermanos y hermanas nuestros "dejando llorar nuestros corazones", y expresó su inevitable dolor por las numerosas víctimas "del enésimo y trágico naufragio ocurrido en las costas de Lampedusa".

"Recemos unidos por quienes perdieron sus vidas: hombres, mujeres y niños, por los familiares y todos los refugiados. ¡Unamos nuestros esfuerzos para que tragedias similares no vuelvan a ocurrir! ¡Sólo una estrecha colaboración entre todos puede ayudar a prevenirlos!", dijo el Santo Padre.