La pequeña comunidad católica que habita las diócesis de la costa este de Japón, azotadas por el sismo y tsunami del 11 de marzo pasado, vivirá la próxima Semana Santa con la máxima normalidad posible y dedicará los distintos servicios religiosos a las víctimas de la tragedia.
Desde la diócesis de Saitama (Japón), la religiosa María Matilde Núñez de la Congregación de Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento relató a ACI Prensa que los católicos japoneses que habitan las zonas afectadas acudirán a las iglesias que no sufrieron grandes daños.
En Sendai, los católicos han reparado los templos para ponerlos "nuevamente al servicio de los fieles y de todas las personas que necesiten. Solamente hubo una iglesia más cercana a la costa que fue inundada por el tsunami y como la zona está abandonada, por el momento no está en servicio".