Un país joven, Macedonia del Norte, desde el punto de vista institucional; un pequeño país que necesita abrirse a amplios horizontes sin perder sus raíces. Por esta razón, fue significativo que el encuentro con los jóvenes tuviera lugar allí. Niños y niñas de diferentes denominaciones cristianas y también de otras religiones, todos unidos por el deseo de construir algo hermoso en la vida. Les exhorté a soñar a la grande, a entrar en juego como la joven Agnese, la futura Madre Teresa, escuchando la voz de Dios que habla en la oración y en la carne de los hermanos necesitados. Me emocioné cuando fui a visitar a las Hermanas de la Madre Teresa; estaban con los pobres, y me impresionó la ternura evangélica de estas mujeres. Esta ternura nace de la oración, de la adoración. Ellas acogen a todos, se sienten hermanas, madres de todos, lo hacen con ternura, y cuando no hay ternura, nos volvemos demasiado serios, ácidos. Estas hermanas son dulces en su ternura y hacen caridad, pero la caridad tal como es, sin disfrazarla, En cambio, cuando se hace caridad sin ternura, sin amor, es como si sobre la obra de caridad echásemos un vaso de vinagre. No, la caridad es alegre, no es ácida. Estas monjas son un hermoso ejemplo. Que Dios las bendiga, a todas.
Además de los testimonios de los jóvenes, en Skopje escuché a los sacerdotes y consagrados. Hombres y mujeres que han dado su vida a Cristo. Para ellos, tarde o temprano, llega la tentación de decir: "Señor, ¿qué es este pequeño don mío frente a los problemas de la Iglesia y del mundo?" Por eso les recordé que un poco de levadura puede hacer que toda la masa crezca, y un poco de perfume, puro y concentrado, perfuma todo el ambiente.
Es el misterio de Jesús- Eucaristía, semilla de nueva vida para toda la humanidad. En la misa que celebramos en la Plaza de Skopje renovamos en una periferia de la Europa actual, el milagro de Dios que, con unos pocos panes y peces, partidos y compartidos, satisface el hambre de las multitudes. A su inagotable Providencia, confiamos el presente y el futuro de los pueblos que visité en este viaje. Y os invito a todos a rezar a la Virgen para que bendiga a estos dos países: Bulgaria y Macedonia del Norte.