Varios obispos no mencionados en el testimonio también se han pronunciado sobre las acusaciones de Viganò, fundamentalmente para solicitar oraciones y transparencia.
Mons. Joseph Strickland, Obispo de Tyler en el estado de Texas, dijo en una declaración que si bien las acusaciones no están probadas, "como su pastor las encuentro creíbles".
Por ello alentó a una "investigación exhaustiva" y, aunque no tiene la autoridad para ordenarla, "alzaré mi voz de cualquier modo para solicitarla y para que todos los que sean responsables asuman las consecuencias de sus actos hasta los más altos niveles de la Iglesia".
Mons. David Konderla, Obispo de Tulsa, comentó en su página de Facebook que se considera "bendecido ya que fue el Arzobispo Viganò quien me llamó para decirme que me habían nombrado como el cuarto Obispo de Tulsa".
"Las acusaciones que detalla son un buen lugar de inicio para las investigaciones que tienen que darse para restaurar la santidad y la responsabilidad al liderazgo de la Iglesia", dijo. "Ahora es tiempo de que redoblemos nuestras oraciones por la Iglesia y por las víctimas de estos crímenes. San Miguel Arcángel, defiéndenos de la batalla", agregó.
De otro lado, Mons. Thomas Olmsted, Obispo de Phoenix, afirmó que conoce a Viganò desde 1979 y que "siempre lo he visto y respetado como un hombre de verdad, fe e integridad".
Tras señalar que no conoce personalmente las cosas que menciona Viganò en su testimonio, Olmsted alentó a que sean "tomadas seriamente en cuenta por todos y que cada acusación sea investigada exhaustivamente. Muchos inocentes han sido seriamente afectados por clérigos como el arzobispo McCarrick. Quien quiera que haya encubierto estos actos vergonzosos debe ser colocado ante la luz del día".
El Arzobispo de Detroit, Mons. Allen Vigneron, comentó por su parte que los católicos "no tienen nada que temer" ya que "la verdad nos hará libres".
"Ya sea que las acusaciones de Viganò se confirmen o se pruebe que no tienen sustento, la verdad que debe ver la luz nos mostrará el camino seguro a la purificación y reforma de la Iglesia", indicó Vigneron.
"Tenemos que responder abandonándonos a sus designios (de Dios) para recibir la gracia que nos ofrece en este momento y aceptarla de buena gana y sin mirar el costo. Si respondemos con esperanza, el Señor nos llevará a un nuevo lugar desde el que podremos mostrar el Evangelio con nueva fuerza y fortaleza", concluyó Vigneron.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA