Los líderes de las organizaciones caritativas católicas de Estados Unidos expresaron su adhesión a lo dispuesto por el Papa Benedicto XVI sobre la necesidad de permanecer firmemente enraizados en el Evangelio y en la identidad católica estando al servicio de los más necesitados.

“El trabajo caritativo de la Iglesia está vinculado directamente con nuestro amor a Dios”, dijo Don Clemmer, asistente de dirección de relaciones públicas de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).

En declaraciones a ACI Prensa el 5 de diciembre, Clemmer afirmó que el amor a Dios y al prójimo están intrínsecamente conectados. Este tema, subrayado en la reciente carta apostólica del Papa Benedicto XVI, recordó, está también presente en su encíclica de 2005, “Deus Caritas Est” (Dios es amor).

En su reciente mensaje, el Papa explicó que las organizaciones caritativas católicas no deben ser “sólo otra forma de asistencia social organizada”, sino que esa caridad debe ser “expresión genuina del amor por las personas, un amor animado por un encuentro personal con Cristo”.

El Motu Propio, publicado el 1 de diciembre, fue escrito por iniciativa del Papa y plantea nuevas reglas sobre la organización de las agencias caritativas de la Iglesia.

El trabajo de las organizaciones caritativas católicas participa en “el compartir de todos los fieles en la misión de la Iglesia”, subrayó el Papa. Estas iniciativas, a pesar de que son diversas, deben adecuarse a la enseñanza de la Iglesia, y los obispos deben ser responsables de asegurar esta fidelidad.

El Papa Benedicto XVI pidió a los obispos promover los esfuerzos que están enraizados en la espiritualidad del Evangelio y son fieles a la identidad católica, asegurando que esos grupos no contradigan la enseñanza de la Iglesia o lleven a los fieles a la confusión y el error.

La preocupación sobre la identidad católica de algunas instituciones caritativas se presentó en años recientes, así como los temores de que algunos grupos puedan estar trabajando más como organizaciones seculares de servicio social.

Entre estos casos están el de 2008, cuando miembros del personal de la Mancomunidad de Caridades Católicas de Richmond, en el estado de Virginia, ayudaron a una joven de 16 años a abortar.

En 2010, la Campaña Católica por el Desarrollo Humano, manejada por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, lanzó un programa de “revisión y renovación”, tras ser criticado por financiar erróneamente a organizaciones que promueven el aborto y la homosexualidad.

Al mismo tiempo, la presión del gobierno y grupos seculares ha limitado el trabajo de muchas organizaciones católicas en Estados Unidos. Caridades Católicas, tanto en Washington D.C. como en Illinois anunciaron que serían forzadas a cerrar sus hogares de crianza y programas de adopción pública debido a leyes que les exigen otorgar a niños a parejas gays.

El pasado otoño, a los Servicios de Refugio y Migración, manejados por los obispos estadounidenses, se les negó la renovación de la subvención federal para servir a las víctimas de tráfico de personas, luego de que las nuevas regulaciones demandaran que se cooperara con la provisión de anticonceptivos, esterilizaciones y abortos.

Grupos católicos en todo Estados Unidos están ahora amenazados por el mandato abortista de Obama, que pronto los forzará a ofrecer planes de seguro de salud que cubran productos y procedimientos que violan la enseñanza de la Iglesia.

Numerosas instituciones caritativas han presentado denuncias desafiando el mandato que viola sus creencias religiosas.

Clemmer explicó que los esfuerzos caritativos de la Iglesia no deben ser “confinados”, porque ese trabajo no es simplemente una actividad secundaria, sino una parte clave de la vocación cristiana, que es “ordenada en el Evangelio”.

Catholic Relief Services, la agencia internacional de socorro y desarrollo de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, acogió con satisfacción el mensaje del Papa Benedicto XVI.

En un comunicado remitido a ACI Prensa, la organización señaló que “toma su identidad muy seriamente, y observará la nueva directriz del Santo Padre para informar mejor nuestro trabajo”.

Catholic Relief Services es miembro de la federación Cáritas, a la que el Papa ha felicitado por su “generoso y consistente testimonio y capacidad para responder a las necesidades de los pobres”.

Los grupos pro-vida también aplaudieron la carta apostólica. El P. Shenan Boquet, presidente de Vida Humana Internacional, elogió el Motu Propio del Santo Padre como “un movimiento hacia la mejora de la habilidad de la Iglesia para hablar con una sola voz en la defensa del pobre y del desplazado, del no nacido y del anciano, y de todos los que son marginados”.

En años recientes, la “industria secular del desarrollo” ha logrado conectar ataques contra la vida con la ayuda al pobre, lamentó el P. Boquet en un comunicado del 3 de diciembre, y esto es una amenaza y un desafío a la identidad de los grupos católicos que buscan ayudar a las personas necesitadas.

El P. Boquet indicó que en los esfuerzos modernos de ayuda, “el refugio de emergencia de alguna forma requiere el aborto legalizado, el alimento llega con condones y con una increíble presión para reducir la tasa de natalidad, la asistencia económica requiere la adopción de una agenda radical sexual y política”.

Mientras que el diálogo y la cooperación son importantes, señaló, deben hacerse sin prestar ayuda a actividades que violen las enseñanzas de la Iglesia.

Ahora, dijo, los líderes de los grupos católicos de caridad tienen la oportunidad de responder al llamado del Papa desarrollando “un nuevo paradigma dinámico, creativo y evangélico para el trabajo que están llamados a hacer en el nombre de Jesucristo y Su Iglesia”.