El Papa Francisco promulgó una nueva carta apostólica en forma de Motu Proprio en la que modificó la competencia de algunos órganos judiciales del Estado de la Ciudad del Vaticano para establecer que los cardenales y obispos serán juzgados por el Tribunal vaticano como todos y no solamente por la corte de casación.
Previamente, existía una norma en la que los cardenales podían ser juzgados solamente por la corte de casación que es presidida por otro purpurado. En cambio, a partir de ahora, serán sometidos en primera instancia al Tribunal vaticano, como todos, pero seguirá siendo necesaria la autorización previa del Pontífice para juzgarlos.
Al inaugurar el año judicial del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano el pasado 27 de marzo, el Santo Padre subrayó la necesidad prioritaria de que "en el actual sistema procesal aflore la igualdad de todos los miembros de la Iglesia y su igual dignidad y posición, sin privilegios que se remontan a otros tiempos que ya no están en consonancia con las responsabilidades que le corresponden a cada uno en la edificación de la Iglesia" y agregó que "esto requiere solidez en la fe y coherencia en el comportamiento y las acciones".