El Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), y Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, presidió este jueves en la Catedral de la Almudena la Misa funeral por las víctimas del accidente ferroviario del 24 de julio en Santiago de Compostela, en la que invitó a los deudos a buscar en estos momentos de dolor el consuelo de la Virgen María.

Acompañaban al Cardenal el Obispo Auxiliar, Mons. Fidel Herraez, y miembros del Cabildo Catedral. Además de familiares de los fallecidos también asistieron la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, la Delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, la alcaldesa, Ana Botella y miembros de la Comunidad de Madrid, Asamblea y Ayuntamiento.

En el altar junto con el cirio Pascual se encontraba un ramo de 79 rosas rojas, una por cada fallecido en el accidente ferroviario.

En la Misa pidió por el eterno descanso de los fallecidos, la recuperación de los heridos, y por todas las familias de los afectados por este trágico accidente.

En la homilía, el Cardenal dijo que la Misa permite vivir el dolor de lo que ocurrió abiertos a una esperanza que no se acaba en el día de hoy y que "despierta en nuestros corazones los sentimientos más nobles de amor, caridad, solidaridad... Para llorar con los que sufren, y llorar por los que se han marchado".

"Fue una noticia que conmovió a todos hasta partirnos el alma. Las víctimas procedían de todo el mundo. Cuando lo supimos en Río de Janeiro, la noticia también llegó al corazón del Papa Francisco, que me llamó inmediatamente y que tuvo el gesto de una petición en la Misa de clausura de la JMJ, con lo que jóvenes de todo el mundo rezaron por los difuntos del accidente de Santiago. Y muchos obispos presentes en Río ofrecieron una Misa por las víctimas del accidente", recordó el Cardenal.

En ese sentido, el Arzobispo de Madrid continuó explicando que tal dolor tan sólo se entiende por la Resurrección. "Este accidente nos coloca ante hechos que no tienen explicación. Que la razón humana no termina de explicarlos. Siempre nos queda el gran interrogante. Estos acontecimientos tan tremendos, cuando se viven a la luz de la fe, con la esperanza del Resucitado, son una invitación para confiar que un día nos encontraremos todos", indicó.

En la Misa también se pidió por la pronta recuperación de los heridos. "Al Cristo de la Cruz le pedimos por nuestros hermanos fallecidos, para que los heridos se recuperen de sus lesiones y heridas, y para que los familiares no pierdan la esperanza. Y para que miren el futuro con la confianza de la vida del hombre, porque sin esperanza no tiene salida. Vivir este momento con la esperanza de que nuestros seres queridos fallecidos estén ya en el Reino. Y para que los que hemos quedado, sobre todo sus familiares, sepan que su muerte es una semilla de bondad y de bien", dijo.

El Arzobispo también subrayó la solidaridad y ayuda que tantas personas prestaron en los primeros momentos tras el fatal accidente. "Que este terrible acontecimiento sea semilla de solidaridad de tantos que ayudaron, y también una semilla de gracia y de amor que encuentre respuesta en los hombres", expresó.

Finalmente dijo que "en estos momentos de dolor y de querer vivir el futuro con esperanza, encontramos consuelo en María, que nos invita a vivir haciendo de nuestra voluntad una ofrenda de amor".