El Arzobispo de Budapest explica que esta reconstrucción era necesaria. Esto se debe a que "el 66% de las parroquias estaban bajo un patronato después de la guerra. Sin embargo, los patronatos se suprimieron porque las administraciones municipales declararon que no reconocían este deber. De ese modo, ni la Iglesia disponía de medios para el mantenimiento ni otros pagaban estos gastos. El mantenimiento era necesario y la ayuda del Estado era importante".
La ayuda del Estado en la reconstrucción de iglesias también se produjo en otros países del otro lado de la Cortina de Hierro. Nuevamente, el Cardenal cita el ejemplo de Rumanía, donde "el Estado ha financiado muchas construcciones religiosas".
"El renacimiento después del comunismo –comenta– trajo consigo también el compromiso de reavivar el patrimonio cultural y moral de las diversas naciones. Tras el colapso del sistema marxista, quedó un vacío moral y cultural que era un peligro para la sociedad".
El impacto de la secularización
Estas son palabras que sugieren un impacto de la secularización, que no es aún tan fuerte en los países de Europa Central y del Este. Sin embargo, para Erdő, "dos procesos similares se dan en dirección opuesta".
El primero es "la secularización general, vinculada al consumismo, que no entró en la sociedad gradualmente como en Occidente, sino que hubo una ruptura al principio de la era comunista. Este tipo de secularización se expresa hoy como desinterés, distracción y agnosticismo. Luego hay otro proceso dado por el renacimiento de algunas estructuras, que también proviene de esta necesidad de dar sentido a la vida y a la moralidad de la comunidad. Son dos procesos que el ministerio de la Iglesia debe tener en cuenta".
Finalmente, el Cardenal se refiere a la percepción errada de Hungría en los medios.
¿Qué es Hungría al final de cuentas?
"Tienes que venir a ver –responde–. Llevamos casi 1150 años viviendo aquí. Siempre tenemos la impresión de que no nos entienden. Sin embargo, los húngaros de hace 1100 años ya tenían una amplia visión geográfica. San Esteban fundó casas para peregrinos con iglesias y capillas en Roma, Rávena, Constantinopla y Jerusalén. Hay capillas húngaras en varias iglesias del mundo, comenzando por la Basílica de San Pedro, pero también en Cracovia, en el Santuario Nacional de Washington. Esta presencia muestra el deseo de tener estas relaciones de pertenencia y entendimiento, sobre todo en la fe. El húngaro es un ciudadano del mundo, pero profundamente enraizado en su historia".
Andrea Gagliarducci
Andrea Gagliarducci es periodista y analista del Vaticano para ACI Stampa.