Asimismo, recordó que "Ella intercede ante su hijo como lo hizo en Caná, para decirnos a todos que no tengamos miedo a diseñar nuestra vida junto a Ella como discípulos misioneros, hombres y mujeres que no tienen miedo a la santidad, que no tienen miedo a que Dios le quite fuerza, vida o alegría, sino todo lo contrario porque llegaremos a ser fieles a nuestro ser".
"Depender de Él nos libera y nos hace reconocer nuestra libertad, más santos y más fecundos para el mundo. Nunca tengamos miedo a dejarnos amar por Dios como hizo nuestra Madre y digamos como ella: 'Aquí nos tienes Señor', porque nos hace más humanos al encontrarse la debilidad nuestra con la gracia inmensa de un Dios que nos ama entrañablemente".
Junto al Cardenal Osoro han concelebrado el Arzobispo Emérito de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela; el Arzobispo Emérito de Sevilla, Cardenal Carlos Amigo; los obispos de la Provincia Eclesiástica; los cuatro obispos auxiliares de Madrid; el Nuncio en Irak y Jordania, Mons.Alberto Ortega; el Nuncio en España, Mons. Renzo Fratini; el Secretario General de Conferencia Episcopal Española, P. José María Gil Tamayo; vicarios episcopales; Cabildo Catedral, y numerosos presbíteros.
En la Eucaristía se utilizaron la casulla y el cáliz que fueron usados por el Papa Juan Pablo II en la dedicación de la catedral el 15 de junio de 1993. Estas piezas, junto con otros ornamentos litúrgicos de aquella ceremonia, se exhiben en el Museo Catedral.