Cardenal George en Estados Unidos medita sobre la fe, la libertad y la muerte

Cardenal George en Estados Unidos medita sobre la fe, la libertad y la muerte
Cardenal Francis George. Foto: Charles Osgood.

Ahora ya como Arzobispo Emérito de Chicago, el Cardenal Francis George destaca la importancia de una fe vivida en la verdad, y reflexiona sobre su periodo a la cabeza de una de las ciudades más importantes de Estados Unidos, y aconseja a su sucesor, Mons. Blase Cupich.

"La fe, lo que significa, y entonces los hábitos de vida que protegen una vida de fe, son parte de la formación personal en la verdad, y la Iglesia debería atender esas dimensiones tanto como sea posible", señaló el Cardenal de 77 años en una entrevista con el Catholic New World, publicada el 16 de noviembre.

El Purpurado advirtió la necesidad de salvar a la gente de los peligros de vivir en la falsedad, "especialmente la falsedad religiosa".

"Si los jóvenes agarran temprano los hábitos que los esclavizan –drogas, promiscuidad sexual o las pandillas-, nunca serán libres. Cristo murió para hacernos libres", señaló.

El Cardenal George también abordó la importancia de acercarse a la gente que está en desacuerdo con él o con la Iglesia.

"Si no lo haces corres el riesgo de reducir a la gente a sus ideas. La gente es siempre más que sus ideas. Pienso que el Papa Francisco nos lo recuerda. También, cuando te acercas, frecuentemente descubres cosas que no habrías descubierto si no hubieras hecho el esfuerzo de hablarles", explicó.

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"Trato intencionadamente de mantener todas las puertas abiertas", añadió. "Dios quiere que hablemos con él y que hablemos con el otro.  La conversación es parte del amor".

El Cardenal George encabezó la Arquidiócesis de Chicago desde 1997. Será el primer arzobispo local en retirarse.

Indicó que el nuevo Arzobispo, Mons. Cupich, debería "escuchar a bastante gente porque puedes oír bastantes voces diferentes que te dicen muchas cosas diferentes. Tienes que solucionar el problema de la mejor manera posible".

Asimismo, dijo que el obispo católico es "el centro de la unidad, de la unidad visible".

Los deberes del Arzobispo en la asignación de sacerdotes, el cuidado de las finanzas, la asistencia a las reuniones, hacer presentaciones y manejar la agenda general de la arquidiócesis –explicó- tienen por objetivo el servicio a la Iglesia y "el desarrollo espiritual de la gente".

En ese sentido, dijo que le anima cuando la gente le escribe para decirle que los ayudó en su vida espiritual, los ayudó a ser más seguros en la fe, o que les dio ánimo para afrontar las dificultades.

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El Cardenal también reflexionó sobre las amenazas a la libertad religiosa en los Estados Unidos. "Nunca pensamos que nuestro tipo de sociedad podría convertirse en un lugar donde la gente no sería libre de practicar su fe completamente. Ahora nos damos cuenta que puede suceder también aquí – más sutilmente, hecho a través de la ley, pero a veces las sociedades liberales pueden ser también opresivas", indicó.

"La gente siente que hay algo malo. Cuando cuestionan la dirección del país, creo que lo que sienten es que se pierde la libertad", continuó, sugiriendo que 11 de septiembre de 2001 los ataques terroristas han provocado un cambio que prioriza la seguridad en vez de la libertad.

Además, el Cardenal George denunció fuertemente los abusos sexuales cometidos por sacerdotes como pecados "demoniacos" que fueron "particularmente graves" entre los años 1970 y 1980.

Indico que para la Iglesia es una carga muy difícil de llevar y de superar y que formará parte de la memoria colectiva. Sin embargo, señaló que es bueno estar advertidos que "incluso gente muy 'religiosa' puede hacer estas cosas terribles". El abuso de un niño inocente puede tener un "largo alcance" y "terribles" efectos.

El Cardenal George, que fue diagnosticado de cáncer por tercera vez, también reflexionó sobre el fin de su vida.

"Cuando uno se acerca al término de su vida, pienso que el Señor nos envía signos a través de la transformación del deseo de que, por fin, al final, nos ayude a reconocer más claramente que la única cosa que importa es la vida con Dios", señaló.

"Eso significa dejar de lado un montón de otros deseos y cosas deseables –buenas cosas- y concentrarse más y más en la relación con Dios. Creo que es una gran gracia recibir esa ayuda que realmente te prepara para la transición de esta vida a la siguiente".

El Purpurado también advirtió que no hay "absoluta garantía" del cielo, a menos que coopere con la gracia de Dios. Él reconoció su temor al proceso de morir y ante lo desconocido. Sin embargo, dio su testimonio de fe.

"Si te aíslas y tienes miedo solo, entonces el temor se apodera de tu vida. Pero si estás con gente, especialmente la gente invisible, los santos, la Santísima Virgen María, quienes te acompañan, entonces puedes hacer el camino. Creo que este es el caso".

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