El Arzobispo de Valencia, Cardenal Agustín García-Gasco, señaló que "cada cristiano puede y debe contribuir a rescatar el auténtico sentido de la Navidad", ya que sin Dios, advirtió, "las fiestas navideñas pueden transformarse en una exaltación del consumismo y de la superficialidad, que nada ayuda a mejorar la convivencia entre las personas y los pueblos, ni a promover la justicia en el mundo".
En su carta titulada "La Esperanza", el Purpurado destaca que el Papa Benedicto XVI, en su nueva encíclica Spe Salvi, nos recuerda "hasta qué punto nuestro mundo es deudor de la esperanza cristiana. En cada hombre y mujer hay algo más que un deseo de trascendencia o de superación de la muerte; existe un anhelo de lo infinito, una nostalgia de Dios y de la bondad".
Por esa razón, dice el Cardenal, "confundir la legítima libertad religiosa y la necesaria laicidad del Estado, con la promoción del ateísmo y del agnosticismo es un grave error de civilización que puede retrasarnos a etapas en las que la humanidad desconocía la esperanza cristiana". Asimismo advirtió de los peligros del "nuevo laicismo" que busca reinterpretar la Navidad, sin Dios.
El Arzobispo afirma luego que el Santo Padre define la esperanza cristiana como "llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero. Quienes vivimos en ambientes cristianos, nos resulta natural concebir que, suceda lo que suceda, somos definitivamente amados; que un gran Amor –Dios– nos espera, y por eso nuestra vida es hermosa".
"Quien tiene fe recibe como don una esperanza fiable, gracias a la cual puede afrontar el presente; un presente que, con sus alegrías y dificultades, nos va llevando hacia una meta segura, y la meta es tan grande que justifica cualquier esfuerzo del camino", asegura el Cardenal.