El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani, agradeció a Dios por los 25 años que acaba de celebrar de ordenación episcopal, en los que "he trabajado sin hacer publicidad de los pobres. Y sí he sido exigente con los que tienen más recursos  y ostentan el poder en beneficio de los más necesitados".

Durante el programa Diálogo de Fe del sábado 6 de julio el Purpurado dijo que en "en estos 25 años han habido rosas y espinas. Pero el resultado final es siempre dar muchas gracias a Dios y a tantísima gente por su cariño, oraciones y amistad".

"En la vida de todos hay momentos duros y tristes, pero cuando uno llega a la madurez y hace de su vida las sumas sale alegría, perdón, cariño y cercanía. Y que me da motivo para agradecer la paciencia que han tenido conmigo", expresó.

Además recordó sus años como Obispo de Ayacucho durante los años del terrorismo. "Ante esa pobreza, soledad, tristeza, abandono, dolor, muerte y exclusión que pude experimentar en Ayacucho durante los primeros años, no me quedó más que poner lo mejor que Dios me había dado", dijo, y agradeció "la amistad de gente sencilla y la voluntad de gente que no tenía nada y que le bastaba un cariño para levantarse. Quienes hemos tenido la posibilidad de vivirlo tenemos un depósito de riqueza que no es nuestro y es parte de lo que se llama Perú e Iglesia".

El Cardenal también recordó cuando debió ser garante de la Santa Sede durante la crisis de rehenes en la residencia del embajador de Japón.

"Recuerdo el gran esfuerzo que hicimos con los garantes en todas las cárceles para mejorar el trato que tenían los presos, aumentando las horas de patio y acercando la salud", mencionó.

Horas más tarde, durante la Misa que celebró en la Catedral de Lima, el Cardenal Cipriani agradeció la amistad y cercanía de los Obispos del Perú. Además, renovó su oración y obediencia al Papa Francisco, quien le envió a través del Nuncio Apostólico, Mons. James Green, una especial Bendición Apostólica en el marco de sus Bodas de Plata Episcopales.

"Renuevo mi oración y obediencia por el actual Santo Padre Francisco. Fuimos creados cardenales juntos, lo conozco bien, sé del cariño que me tiene, no necesito que me lo cuenten otros. Nos conocemos y él me quiere y me conoce. Es un hombre Latinoamericano, a cuyo servicio le ofrezco mi fidelidad en el ministerio encomendado. Pongo los 25 años en el corazón de mi madre, la Virgen María", expresó el Arzobispo de Lima.

Juan XXIII y Juan Pablo II

Durante el programa Diálogo de Fe, el Arzobispo manifestó su alegría por la próxima canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII.

"Juan XXIII fue un hombre muy especial. Convocó al Concilio Vaticano II que fueron tres largos años con fuertes discusiones en donde se expuso la situación del mundo y de la Iglesia. El concilio y sus documentos son extraordinarios. Pero apareció lo que se llamó el 'espíritu de concilio' que fueron las cosas que el concilio no aprobó. El Papa Bueno fue un hombre que creía firmemente en el diálogo", señaló.

Sobre Juan Pablo II, afirmó que "es un gigante de la fe. Era bueno para todos, creía en la grandeza de la dignidad humana".

"Miremos a Juan Pablo II y a Juan XXIII que tienen un pensamiento de enorme luminosidad. Este campanazo de las canonizaciones es ocasión para que el mundo redescubra el camino de la fe", culminó.