Cardenal Bertone recuerda que "Dios es fuente y garantía de todos los derechos"

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El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, señaló que "cuando el Magisterio de la Iglesia habla de los derechos humanos no se olvida de fundarlos en Dios, fuente y garantía de todos los derechos, ni tampoco se olvida de enraizarlos en la ley natural".

En su conferencia "Los Derechos Humanos en el Magisterio de Benedicto XVI" dictada hoy en la sede de la Conferencia Episcopal Española, en Madrid, en ocasión de los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Purpurado recordó "la fuente de los derechos no es nunca un consenso humano, por notable que sea".

El Papa Benedicto XVI, continuó el Cardenal Bertone, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2007, enseña que "el reconocimiento y el respeto de la ley natural son también hoy la gran base para el diálogo entre los creyentes de las diversas religiones, así como entre los creyentes e incluso los no creyentes". "La ley natural –añadió el Purpurado– interpela nuestra razón y nuestra libertad, porque ella misma es fruto de verdad y de libertad: la verdad y la libertad de Dios. La sociedad tiene necesidad de reglas acordes con la naturaleza humana, pero también tiene necesidad de relaciones fraternas".

Tras resaltar la intrínseca dignidad de toda persona, el Secretario de Estado explicó que "los derechos humanos se presentan hoy día como una de las vías de acceso a la dignidad de la persona, y como cauce necesario para su promoción en la sociedad y la instauración de la justicia y la paz en todos los niveles. La dignidad humana es como la piedra angular de todo el edificio de la Declaración Universal".

Seguidamente, el Cardenal Bertone señaló que el "actual Romano Pontífice, en perfecta continuidad con el pensamiento de su predecesor, subraya que los derechos humanos son universales, se aplican a todos en virtud del origen común de la persona. En realidad, la nota de universalidad es una consecuencia inscrita en el propio concepto de derechos humanos: si los derechos humanos son aquellos que se atribuyen al hombre por el mero hecho de serlo, resulta evidente que han de ser reconocidos a todos los que reúnan esta condición".

"En nuestros días, hay un proceso continuo y radical de redefinir los derechos humanos individuales en temas muy sensibles y esenciales, como la familia, los derechos del niño y de la mujer, etc. Debemos insistir en que los derechos humanos están 'por encima' de la política y también por encima del 'Estado-nación'. Son verdaderamente supranacionales. Ninguna minoría ni mayoría política puede cambiar los derechos de quienes son más vulnerables en nuestra sociedad o los derechos humanos inherentes a toda persona humana", prosiguió.

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Al hablar luego del primer derecho de todo ser humano, el derecho a la vida, el Secretario de Estado dijo que Benedicto XVI, en la Jornada por la Vida de la Conferencia Episcopal Italiana, recordaba que "a vida, que es obra de Dios, no debe negarse a nadie, ni siquiera al más pequeño e indefenso y mucho menos si presenta graves discapacidades".

"En el derecho a la vida –precisó– nos encontramos frente a un panorama completamente nuevo con respecto a la época en que se aprobó la Declaración Universal, sobre todo a causa del desarrollo de las ciencias y de las tecnologías, con numerosos instrumentos técnicos para decidir sobre la vida y sobre la muerte. Se plantea la necesidad de recuperar el sentido pleno de la acogida de la vida".

A continuación el Cardenal se refirió al necesario y fundamental papel de la familia en la sociedad y resaltó que es a los padres "a quienes compete por derecho natural la primera tarea educativa, y a los que se debe respetar el derecho a elegir la educación para sus hijos acorde con sus ideas y, en especial, según sus convicciones religiosas".

Al hablar después sobre la libertad religiosa, el Purpurado vaticano dijo que este derecho humano de toda persona "traspasa el horizonte que trata de limitarla a una parcela íntima, a una mera libertad de culto o a una educación inspirada en valores cristianos, para solicitar al ámbito civil y social, libertad para que las confesiones religiosas puedan ejercer su misión".

Al respecto, agregó, "el Santo Padre, en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (…) resaltó que 'los derechos humanos deben incluir el derecho a la libertad religiosa, entendido como expresión de una dimensión que es al mismo tiempo individual y comunitaria, una visión que manifiesta la unidad de la persona, aun distinguiendo claramente entre la dimensión de ciudadano y la del creyente'".

"Es inconcebible, por tanto, que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos –su fe– para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos". Por lo demás, continuó el Santo Padre, "no se puede limitar la plena garantía de la libertad religiosa al libre ejercicio del culto, sino que se ha de tener en la debida consideración la dimensión pública de la religión y, por tanto, la posibilidad de que los creyentes contribuyan a la construcción del orden social".

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Finalmente, el Cardenal destacó que "el compromiso de la Iglesia por los derechos humanos tiene razones precisas e inherentes a su propia misión; se inscribe en la solicitud de la Iglesia por el hombre en su dimensión integral. Podríamos decir que el motivo último y fundamental por el cual la Iglesia se interesa por los derechos humanos es de orden ético y religioso".

Para leer la conferencia completa, puede ingresar a: http://www.conferenciaepiscopal.es/bertone/conferencia.html 

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