En la Misa que presidió con ocasión de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio Rouco, recordó a los religiosos de esta capital que “no se puede ser signo de Cristo ante el mundo” cuando la comunión de la Iglesia “se quiebra de algún modo, bien en la doctrina, bien en la disciplina o bien en la vida”.
Desde la Catedral de la Almudena, el Purpurado recordó a cientos de religiosos, que la Eucaristía en este día “invita a vivir la comunión, misterio de la Iglesia, hondamente en torno a los pastores de la Iglesia”.
En este sentido, precisó que “la comunión hay que vivirla no sólo sentimentalmente o como un puro deseo, sino como una realidad que tiene que unir corazón, tiene que unir mentes, tiene que unir vidas, tiene que unir proyectos de vida, tiene que unir comportamientos, tiene que unir, también, formas de manifestar la fe, de testimoniarla y de transmitirla”.