El Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura y del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Cardenal Paul Poupard, pidió que el ex Presidente de Irak, Saddam Hussein, no sea condenado a muerte porque "nadie puede considerarse dueño de la vida y la muerte de otro, excepto el Creador".
“El catecismo de la Iglesia Católica, la Iglesia y el Papa reiteran que toda persona es criatura de Dios, y que nadie puede considerarse dueño de la vida y la muerte de otro, excepto el Creador”, declaró el Purpurado a la agencia ANSA.
El Cardenal Poupard recordó que “la vida humana es siempre inviolable”, que ella es un don y que en este principio universal no hay excepciones. “Toda criatura, también la más desgraciada, fue creada a imagen y semejanza del Señor. Dios es maestro de la vida y de la muerte”, afirmó.