16 de agosto de 2005 / 04:23 PM
En la tercera Misa simultánea de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Colonia 2005, que se celebró en la ciudad de Düsseldorf, el Obispo de Mainz, Cardenal Karl Lehmann, afirmó ante una multitud de jóvenes que “ninguna dificultad los ha podido frenar. Se encuentra en el fondo una gran ansia de paz, lucha contra la pobreza y una cultura del amor. Los necesitamos nosotros también para la construcción del futuro de nuestro mundo”.
Seguidamente, al referirse al llamado de Dios, el Purpurado alemán, explicó que éste se reconoce “cuando nos saca de las masas" y "nos llama por el nombre que Dios nos dio el día del nacimiento y el día de convertirnos cristianos (por la fe y el bautismo), nombre que expresa la dignidad única en su género, que expresa la dignidad de cada ser humano”.
“El viaje (para llegar a Colonia) corresponde al llamado –prosiguió– y a través de este viaje nos da Jesús una misión. Cada persona pone sus capacidades y carismas al servicio de la comunidad especialmente de la Iglesia”.