El Arzobispo de Toledo, Cardenal Antonio Cañizares Llovera, denunció que el gran drama de nuestro tiempo es el laicismo ideológico que empuja al hombre a una compresión atea de la propia existencia, que quiere prescindir de Dios y convertirse en el dogma público.
“El proceso de secularización constituye, lo sabemos bien, el latido del corazón de la modernidad (…). El fenómeno de la secularización, al menos en algunos países, asume cada día con más fuerza la forma de un laicismo, más o menos oficial, radical e ideológico, en que Dios no cuenta; se actúa ‘como sí Dios no existiera’, y a la fe se le reduce o recluye a la esfera de lo privado”, advirtió durante su ponencia “Cristianismo y secularización: reto a la Iglesia y la sociedad”, realizada en la sede del diario La Razón.
En ese sentido, criticó el laicismo ideológico que considera toda referencia a Dios como “una deficiencia en la madurez intelectual”; comportamiento que lleva al hombre irremediablemente a una “comprensión atea de la propia existencia” y le hace creerse el verdadero y único creador del mundo y de él mismo.