Un grupo de desconocidos dañaron y luego decapitaron la estatua de un importante santo ucraniano en las afueras de la Catedral de Vladimir y Olga, en Canadá, generando conmoción e indignación por parte del clero y la feligresía de todo el país.
La catedral pertenece a la Archieparquía de Winnipeg, una circunscripción de la Iglesia greco-católica ucraniana en Canadá.
El rector de la catedral, P. Michael Buyachok, aseguró a la CBC estar "devastado" luego del acto vandálico ocurrido el martes 21 de mayo contra la estatua de San Vladimiro I de Kiev.