5 de febrero de 2005 / 12:46 PM
En una alentadora entrevista publicada por el diario La Razón, el campeón paralímpico de boccia, José Javier Curto –que padece parálisis cerebral– compartió su experiencia de fe luego de ganar una medalla de oro y dos de plata en las últimas Paralimpiadas de Atenas 2004. Está convencido de que “un cristiano sin cruz no puede ser santo”.
Curto recordó que “el primer día que salí a la calle con la intención de llevar las medallas a la Basílica y ofrecérselas a la Virgen… bueno, ¡pues tardé una hora! Me paraba la gente, me saludaban, me felicitaban... Yo decía: ¿y éste quién es? Luego me enteré de la repercusión que tuvo a nivel local el logro de Atenas. Pero si es que yo no lo merezco, no van conmigo estas cosas”.
El atleta recordó que no podía creer que había ganado la medalla de oro. “Miré al cielo y dije lo mismo que hace diez años, cuando gané el campeonato del mundo: ’¡A mayor gloria de Dios!’. Y empecé a tirar besos al aire. Entonces, un compañero de la selección española me preguntó: ‘Oye, ¿por qué tantos besos al cielo? ¿Por los niños?’ (Unos niños que habían muerto esos días en accidente de tráfico camino del estadio). ‘No. Bueno... en parte también, pero son para el Señor’. ‘¿El Señor de qué?’, me decía. ‘Ah, perdona, es que como estoy habituado a hablar así…’, le expliqué. El triunfo se lo debo a Él”.