La Conferencia Episcopal de Colombia pidió que frente al ambiente de inestabilidad y violencia que vive el país desde el 21 de noviembre, con tres muertos y unos 250 heridos, se instaure un ambiente de diálogo, reconciliación y desarrollo integral.
En un comunicado publicado el 26 de noviembre, los obispos reconocen que las "manifestaciones pacíficas" muestran "el profundo anhelo del pueblo colombiano de poner fin a los problemas que aquejan" al país, "y de avanzar por las vías democráticas hacia una nueva realidad de estabilidad social de justicia".
Sin embargo, rechazan toda forma de violencia, de incitación al caos, "sobre todo, agresiones y atentados directos contra la vida y los bienes de la población civil y de los servidores públicos".